Los granos de café recién comprados son los mismos que el olor a arroz quemado en el pozo de la estufa. Este sabor me recuerda a ir a casa a partir arroz el Día Nacional en la universidad y levantarme antes del amanecer por la mañana. Resistiendo el rocío o las heladas al suelo. Mi papá y mi madre cortaron los brotes, y yo fui responsable de romper el palo, y la boca del tigre de mi mano izquierda se hinchaba todos los días. En el proceso de rotura, no hay arroz de cogollos demasiado maduro, si quieres recogerlo, lo quemarás y te lo comerás, que es el sabor de este café. Este es un sabor que me hace sufrir, incluso temer, y siempre va acompañado de cansancio, somnolencia y regaños. Todavía odio comer arroz con cogollos, incluidas todas las formas de comerlo. Parece que todos los recuerdos del brote son dolorosos. Después del trabajo, me quejé con mi papá muchas veces, diciendo que odiaba demasiado el arroz. Mi papá dijo que también fue esta mazorca de arroz de cogollos, la...